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Hablamos con Agustín Decórdoba, uno de los artistas plásticos más notables y reconocidos de Extremadura, que cómo no, es amante del vino, al que considera otra forma de arte, y que presentó el pasado viernes, en el marco de la Feria Nacional del Queso de Trujillo, el libro ‘El guardián del Expresionismo’, bajo la autoría de José Antonio Ramos, doctor en Historia del Arte.

De esta manera, desentraña los misterios que envuelven a sus famosos ‘Guardianes del Bosque’, cuadros que reflejan su visión del campo extremeño con estos grandes centinelas vigilando y cuidando de la naturaleza.

 

Presentas el libro ‘Agustín Decórdoba, el guardián del expresionismo’ ¿quiénes son esos guardianes?

Nuestros guardianes son nuestros árboles porque sin la naturaleza no hay vida ni arte.

Por eso, el pasado viernes, a las 10 de la mañana, en plena Feria del Queso, acompañé al autor, secretario de los cronistas oficiales y doctor en Historia del Arte, José Antonio Ramos Rubio, para presentar el libro que ha escrito sobre mi obra.

El libro está documentado con fotografías y su título corresponde a la fusión de los guardianes y mi faceta como expresionista abstracto en su forma más pura.

Nunca abandonaré estas dos tendencias, que al final han acabado confluyendo, como por ejemplo vemos en el color del color del alcornoque descorchado y mi característico ‘naranja córdoba’, que no es el naranja de bote, sino que lleva dos tonalidades complementarias, que caracteriza mi obra.

Este árbol autóctono, al que contemplo en mis paseos, me fascina.

 

Y además te inspira, pues cada vez se van fusionando tu faceta figurativa con la expresionista, e incluso fauvista, con estos ‘Guardianes del bosque’ ¿es esa tu visión de Extremadura?

El campo extremeño, sobre todo en el norte merece un respeto, es preciosa y maravillosa y hay que cuidarla. Comparto con mi amigo Joaquín Araujo, que ha asistido a muchas de mis exposiciones como portavoz y presentador, para cuidar nuestra naturaleza. De hecho, reside en las Villuercas, una de las zonas más bonitas de Cáceres.

Yo ahora mismo estoy perdiendo la realidad porque me centro más en el color. Para mí es más importante el color que retratar con una cámara de fotos, porque no hay emoción.

Con el realismo es muy difícil transmitir un estado de ánimo, de emoción, por eso trabajo con el expresionismo, porque transmito mi visión, mi sensaciones e invito al espectador a compartirlas, a imaginar, a emocionarse, en definitiva a participar.

El realismo es una obra egoísta, te lo da todo hecho, yo quiero, a través de mi expresionismo, a compartir esa atmosfera que intento crear.

Hemos hablado de los robles, de las encinas, los alcornoques, los castaños y sus colores centelleantes, pero ahora toca hablar con los viñedos ¿por qué es tan importante que la Ruta del Vino Ribera del Guadiana apoye iniciativas culturales como esta?

Tenemos la suerte de contar con la Ruta del Vino Ribera del Guadiana, que va más allá del mundo del cava y del vino y ofrece experiencias, porque el mundo del vino también es un arte.

Aquí los bodegueros miman la uva y han conseguido una calidad excepcional que nada tienen que envidiar a los burdeos o a otras denominaciones de origen españolas de renombre.

A mi me están apoyando y todo el tema cultural y artístico, incluso fuera de Extremadura, pues iré de la mano de la Ruta a una exposición en el Barrio de Salamanca de Madrid, pero también acude a la España vaciada, como ocurrió hace unos meses en la exposición en San Gil. Ahí se nota la cultura que apoya la Ruta del Vino, desde el barrio de Salamanca hasta un pequeño pueblo de Cáceres.

¿Cuáles son los vinos que no faltan en tu bodega?

Sobre todo los de Pago Los Balancines, el Carabal Cavea, de Alía, que es buenísimo.

No podemos olvidar a los blancos como el ‘Habla de ti’, que está riquísimo y Macabeo, de Viña Puebla en tinto y en blanco. Respecto a los cavas, me quedo con las Bodegas Romale, que son excelentes.

La verdad es que tengo grandes vinos. Tomar vino en una copa es un arte porque estamos hablando de color y de sabor, puedo compararlo fácilmente con obras de Leonardo, Velázquez o Rembrandt.

Cualquier vino, blanco o rosado es arte. No bebo vino por beberlo, yo me paso un rato deleitándome, saboreando, mirando en la copa… si sabemos sacarle jugo conseguiremos vivir unos momentos extraordinariamente felices. La vida es esto, momentos felices.

¿Qué vino o cava elegirías para contemplar tus Guardianes del Bosque?

Pues cava el semiseco de Bodegas Romale, de hecho, abandonamos el cava catalán por el de Almendralejo, que está delicioso y que conocí gracias a Isabel de la Ruta del Vino. Cada vez que descorchamos uno acabamos escurriendo la botella.

Respecto al vino, tengo un arsenal de botellas de Haragán de Pago de Balancines, de uva garnacha, y que no puede tener un nombre más extremeño. La botella, además, pesa un quintal porque son vinos de una gran calidad.

De todos modos, de Pago Balancines cualquier vino es bueno, desde el joven al reserva.

Para terminar, adelántame algo de tus próximos proyectos

Pues comienzo un montón de exposiciones, parece casi un spring, tanto en poblaciones pequeñas como Jaraíz de la Vera hasta Madrid. Además, voy de la mano del bufete Pérez Mena me lleva a Alicante en verano. También iré a Burgos y tengo pendiente la publicación de varios libros.

2022-05-09T14:22:49+02:00mayo 9th, 2022|Experiencia|

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